Junio 2021. – Todos los días a las 3 de la mañana, Don Ubaldo (42) coge el anzuelo que enrolla la noche anterior, sus pescados y sale de su casa ubicada en la zona del Pescador de El Alto, Piura, rumbo al muelle de Cabo Blanco, no sin antes darle un beso en la frente a su pequeño hijo de 5 años y detenerse en medio de su sala para persignarse ante el altar de su padre, quien falleció en febrero de este año. Cuenta, Don Ubaldo, que a los 8 años ya le exigía a su padre salir de faena: embarcarse en altamar para pescar bonito, merluza, cabrilla y atún, especies que abundan en la que él denomina “las bendecidas aguas del mar de Cabo Blanco en Piura”.
Estudió para ser metalmecánico en Piura y trabajó en el rubro petrolero a lo largo de su vida, pero su pasión por la pesca -heredada por su padre y abuelo- lo trajo de regreso a su pueblo natal. Con 38 años se comprometió con quien ahora es su esposa y tuvieron a un pequeño que hoy también le reclama llevárselo de faena en las madrugadas. “Quiere que lo levante temprano para acompañarme, pero me da pena, aún está muy chiquito y tiene que estudiar en la mañana siguiente”, cuenta. Sin embargo, sabe que llegará el momento de que aprenda la tradición familiar.
“Mi hijo es muy pequeño, lo expondría al frío y a temperaturas altas. De igual manera, siento una gran responsabilidad de enseñarle este trabajo porque le va a servir en su futuro como a mí me ha servido. He trabajado en tantas cosas, pero la pesca nunca me dijo no, me ha dado todo y sigo aquí gracias a eso”, señala Don Ubaldo.
Luego de más de 8 horas en el mar, a más de 10 millas del pueblo, vuelve en su embarcación de nombre “Mi Salvador”, que lo acompaña desde 2016, con hasta 200 kilos de pescado. “Antes, tú encontrabas los pescados aquí cerca, pero debido al cambio climático tienes que meterte más lejos”, relata con cierta nostalgia.
“El cambio climático está afectando mucho y, aparte que hay que ir más lejos a buscar las especies, van disminuyendo en cantidad. Mucho de ello tiene relación con los derrames de petróleo, la basura, la contaminación de las ciudades que descargan al mar. Pido que nosotros nos debemos concientizar en arrojar menos basura para cuidar el mar, la fuente de vida de muchos de nosotros”, recalca.
El cambio climático producido por las personas debido al uso intensivo de combustibles como el carbón, petróleo, gasolina y demás combustibles derivados del petróleo han generado un intenso problema en la zona marino costera del Perú, según el Ministerio del Ambiente. Uno de los grandes impactos en el mar son los intempestivos cambios en la circulación oceánica provocando grandes modificaciones en los patrones de distribución y migración de las especies marinas, fomentando fracasos en la reproducción y, en consecuencia, una leve escasez que obliga a los pescadores, como Don Ubaldo, a arriesgar más sus vidas para traer el pescado que usamos en casa.
En el muelle de Cabo Blanco son más de 600 pescadores que cumplen una rutina similar y Don Ubaldo es uno de los beneficiarios del proyecto “Adaptación a los impactos del cambio climático en el ecosistema marino costero” de Profonanpe, el Fondo Ambiental del Perú, que trabaja en conjunto con el Ministerio del Ambiente, el SERNANP, el Ministerio de la Producción, y el financiamiento del Fondo de Adaptación para construir resiliencia en las comunidades frente el impacto del cambio climático. A través de este proyecto, Don Ubaldo recibe capacitaciones para mejorar sus técnicas de pesca y, desde hace poco, es parte del piloto del Sistema de Monitoreo, en el que le instalaron una cámara en la parte alta de su embarcación con el fin de registrar en imágenes, paso a paso, el momento de la captura de pescados en medio del mar cumpliendo todos los protocolos de protección del sistema marino.
Este nuevo Sistema de Monitoreo, con buenos resultados en Chile, permite generar un código QR que los consumidores podrán escanear al momento de adquirir su pescado y observar todo el proceso que atravesó su producto antes de llegar a su mesa.
“Yo agradezco ser parte de este proyecto porque me permite darle un valor agregado a mi producto para que el consumidor se sienta contento de ver de dónde está saliendo y se sienta contento de ver que está consumiendo un pescado sano, extraído de la mejor forma cuidando el ecosistema marino”, señala Don Ubaldo Tume.
Finalmente, reflexiona con un mensaje hacia las nuevas generaciones de pescadores a quienes pidió trabajar con respeto al mar y a sus especies con el fin de preservar la producción de todo el ecosistema marino y continuar llevando a las mesas de las familias peruanas este delicioso producto.