Integrantes de la comunidad de Huata junto al equipo técnico del proyecto ACP Huata
Fotografía: Jonathan Chancasana
Durante la más reciente visita de monitoreo al proyecto de ACP Huata, liderado por la asociación Andinus y respaldado por la Iniciativa Conserva Aves, se constató el progreso sostenido de esta comunidad ubicada en la Cordillera Central del Perú. La integración de prácticas como el bordado, la educación ambiental y la gestión del vivero comunal refuerzan el compromiso local y proyectan una visión de desarrollo sostenible en armonía con la biodiversidad.
Camino hacia la ACP Huata
Actualmente se han desarrollado dos monitoreos biológicos que han registrado 109 especies de aves y cinco tipos de vegetación. Uno de los hallazgos más importantes ha sido la presencia del matorralero de anteojos negros (Atlapetes melanopsis), un ave endémica de los Andes centrales peruanos, clasificada como «en peligro» en el Libro Rojo del Perú.
Matorralero de anteojos negros (Atlapetes melanopsis)
Fotografía: Erick Barzola
Además del componente biológico, se han logrado avances administrativos como los compromisos de las familias de Huata en participar del proyecto, un paso clave hacia la formalización del ACP. El trabajo articulado con actores locales ha permitido fortalecer la gobernanza comunal y preparar el terreno para la sostenibilidad del área conservada.
Compromiso comunal que se fortalece
La integración y compromiso de la comunidad son puntos claves para la creación de la ACP y la sostenibilidad en el tiempo. Gracias a la implementación de actividades productivas y participativas como los talleres de bordado y educación ambiental y la creación de un vivero comunal, se registran los primeros avances con un protagonismo especial de las mujeres en cada paso del proceso.
A través de cinco sesiones, los talleres de bordado han vinculado arte, cultura y biodiversidad. Mujeres y niñas de la comunidad bordaron especies nativas, como aves endémicas, promoviendo la creatividad y la conciencia ambiental. Esta actividad no solo rescata técnicas tradicionales, sino que busca abrir nuevas oportunidades económicas sostenibles, fortaleciendo el liderazgo femenino y su rol como guardianas del territorio.
La educación ambiental también ha sido un espacio donde las mujeres han tomado un papel central. Con el apoyo de las docentes de inicial y primaria, se realizaron siete talleres en las instituciones educativas de la localidad. Niños y niñas participaron en actividades como el dibujo de ecosistemas y el reconocimiento de especies locales, posicionándose como los nuevos promotores ambientales de la comunidad. Las profesoras, inspiradas por esta experiencia, se han comprometido a seguir integrando la conservación en sus prácticas educativas.
De igual forma, la instalación del vivero comunal y experimental es un pilar fundamental en la conservación y la mejora de la calidad de vida de las comunidades. A través de faenas colectivas y con apoyo técnico, se ha establecido un vivero en la comunidad de Huata y uno experimental en la ciudad de Huancayo. Estos espacios permiten la producción y extensión de recursos forestales para la restauración de hábitats.
Los pobladores, entre hombres y mujeres, participan activamente desde la recolección de semillas, la plantación y cuidado de la flora local. Gracias al trabajo organizado, hasta abril se han sembrado 890 semillas de palto, 50 chirimoyas y 50 semillas de nogal negro. Mientras tanto, en el vivero de la ciudad Huancayo se obtuvieron los primeros brotes de saúco andino (sambucus peruviana), chachacomo (escallonia resinosa) y mortiño (gaultheria bracteata), especies nativas andinas que protegen el suelo, favorecen la infiltración de agua y ofrecen alimento y refugio para aves, insectos y otros polinizadores.
Vivero comunal de Huata – julio 2025
Fotografía: Rosa Gordillo Salazar
Visión hacia un futuro sostenible
Estos avances abren paso a nuevas etapas clave en el camino hacia la creación de la futura Área de Conservación Privada (ACP) en Huata. Como avances, se trabajó en la definición de su ubicación y en la delimitación de sus fronteras, un proceso que se realiza de manera participativa junto con la comunidad. A través de la metodología del “mapa parlante”, las y los comuneros identificaron los usos del territorio, lo que permite establecer la zonificación del área a conservar.
Como parte de este proceso, se realizó una asamblea comunal para otorgar la venia sobre el espacio destinado a la conservación, definiendo su ubicación, extensión en hectáreas y el tiempo de vigencia del compromiso. Asimismo, la comunidad se encuentra a la espera de documentos adicionales para poder continuar formalmente con el proceso legal de reconocimiento del área.
Paralelamente, se continuará con los monitoreos biológicos y socioeconómicos, así como con la implementación de metodologías participativas con personas adultas, replicando el éxito de las actividades educativas realizadas con niñas y niños. Otra meta es el diseño de un plan financiero que garantice la sostenibilidad a largo plazo del área. Además de la plantación de más de 100 plantas nativas y el fortalecimiento de los lazos comunitarios.
La experiencia de Huata demuestra que la conservación es más efectiva cuando nace desde el territorio. El compromiso de sus pobladores, expresado en cada actividad y faena, reafirma que proteger la naturaleza también puede ser un camino hacia el bienestar, el orgullo local y el desarrollo sostenible.
Contacto
Fressia Ames Martínez
Presidenta e investigadora de ANDINUS